junio 08, 2010
Si Venezuela asistiera al mundial
Si Venezuela asistiera al mundial (Columna "Trompo en la uña" diario La Región, 06 de Junio)
Si Venezuela asistiera al mundial de futbol en Sudáfrica, tendríamos una fiesta armada. La parranda hubiera comenzado el año pasado, cuando a finales, se conocieron las selecciones nacionales que representarían al continente suramericano en la magna cita, del futbol mundial.
La cadena presidencial para anunciarlo, hubiera superado las catorce horas, y la mayoría de los asistentes, tendrían que haber sido atendidos en vivo, aplicando suero intravenoso, por la fatiga de escuchar al primer mandatario hablar del tamaño de la gesta, solo comparable con la campaña admirable de Bolívar, y ahí luchando un poco, pero guardando las largas distancias, con su llegada al poder, acto mesiánico mesmo. Luego de la introducción de tres horas; el imperio, Colombia, la burguesía, y otros repetidos, hubieran completado el discurso.
Se habrían mandado a fabricar en China para diciembre, junto a las piezas del muñeco de acción del presidente, figuras de cada uno de los integrantes de la selección Vinotinto, que serían vendidas en todas las jugueterías nacionales.
Los primeros meses del año habrían sido de algarabía. Sin embargo la oposición pelearía y definirían postura, para decir que la clasificación, no era resultado de la gestión bolivariana, sino que por el contrario, era el fruto de los esfuerzos opositores. Primero Justicia, por su parte, diría que es el premio de “la fuerza del cambio”, en la actitud de los jugadores nacionales.
Lógicamente, Un Nuevo Tiempo, habrían hecho rueda de prensa para manifestar su posición en contra del lema “la fuerza del cambio”, y acusarían al técnico Farias de Caprilista y Justiciero, si llegara a usar la frase por error, en alguna entrevista.
Las autopistas, las estaciones del metro, el edificio del Seniat, del Banco de Venezuela, tendrían gigantografías, vallas, y cuanto material publicitario exista, con fotos de la Vinotinto, de cada jugador, y el lema, “La Vinotinto ahora es de todos”. El excesivo propagandismo, terminaría por crear en ciertos ciudadanos radicales, aversión hacia el equipo nacional, y en protesta apoyarían a otras selecciones, como España, Italia o Brasil, aunque realmente todo sería una excusa. Lo harían porque muy en el fondo son, como se les llama despectivamente, pasteleros, o por ser hijos de emigrantes de esos países, y desconfiar de las posibilidades de Venezuela, de siquiera superar la etapa de grupos, a diferencias de las nombradas selecciones.
Se habría solicitado por parte de la asamblea, que la franela de la selección, llevara la foto del primer mandatario en alguna parte visible, y se hubieran negado rotundamente a usarla en la parte trasera de las pantalonetas, por ser el lugar que más se ensucia durante el partido. Lamentablemente el responsable de tan brillante idea, estaría preso en el Helicoide, y sería complicado escuchar sus alegatos.
La oposición pediría una medida que evitara, que la selección gritara luego del himno nacional, la consigna, “patria socialismo o muerte”, y hubieran hecho llegar una carta firmada por toda la mesa de la unidad, al presidente de la FIFA, Joseph Blatter. Evo se habría manifestado a favor de la consigna, por considerarla un verdadero ejemplo de poesía, digno ser apreciado por el mundo.
Capriles Radonski, tras recibir el premio Gus Hart Fellow 2010, habría pedido que por favor se evitara semejante bochorno para Venezuela en Sudáfrica, y hubiera lamentado que el presidente de la máxima entidad del futbol mundial, no fuera mujer, para con una sonrisa Colgate, haber logrado que su pedido fuera escuchado.
El presidente habría ofendido una y otra vez al jefe de estado colombiano, Álvaro Uribe, como siempre, y repetiría que la victoria venezolana sobre Colombia, que casi dejó sin opciones al equipo cafetero en la eliminatoria, era como el triunfo de la revolución sobre las oligarquías. Así sería vencido por Gustavo Petro, del Polo Democrático, la ficha del Uribismo, Juan Manuel Santos en las elecciones presidenciales.
La gente, aún con el ruido que habrían soportado por parte del jefe de estado, estaría ansiosa por ver el debut de Venezuela, que para placer de los rojos, compartiría grupo con el combinado norteamericano. Ese encuentro sería bautizado como: “la batalla de la dignidad socialista, revolucionaria, bolivariana, por la construcción del nuevo modelo y el nuevo orden mundial, anti imperialista…”
La gente de la Polar, además de pensar en la pesadilla de los problemas con el gobierno, intentaría surtir de su bebida insignia, a todo el territorio nacional. Las protestas se habrían tornado violentas, luego de haberse insinuado la prohibición de la popular bebida, tras que el presidente manifestara que solo causa accidentes. Cauchos quemados, depresión y llanto masivo, se repetiría una y otra vez ante las cámaras.
Conviasa habría habilitado viajes a Sudáfrica, para trasladar a todo el personal del alto gobierno y sus familias, quienes estarían hospedados en lujosos hoteles en el país Africano. El trámite en Cadivi, habría sido realmente engorroso para cada uno… ¡sigan creyendo!
La mesa de la unidad, habrían jugado una caimanera por la fiebre del mundial, y a Yon Goicoechea lo habrían sustituido por Marquina, aunque el primero estaba marcando goles en el partido, y el último ni había sabido llegar al lugar del encuentro en San Antonio de Los Altos. Como era de esperarse, Alfonso no marcaria ningún gol, mientras Mendoza y Borges, habrían tenido un fuerte cruce de palabras, pero al final, Julio le cedería el puesto en la delantera.
El día del debut de Venezuela sería declarado día nacional, pero no solo en el país, sino también en Ecuador, Bolivia, Cuba, Nicaragua, donde sus respectivos gobiernos, ordenarían que todos los funcionarios públicos llevaran la franela Vinotinto. Evo, criticaría que fuera de ese color, y no que fuera rojo. Luego hablaría de la madre tierra,y los beneficios de la hoja de Coca.
Si Venezuela asistiera al mundial de futbol en Sudáfrica, el país estaría igual colapsado, dividido y hastiado, aunque por un momento sonreiríamos. Como diría Ricardo Arjona, seriamos la misma porquería, yo gritaría por la Vinotinto, y este escrito no existiría.
Fernando Pinilla
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