marzo 19, 2012

Vida de Perros

Vida de Perros (Columna "Trompo en la uña" diario La Región, 18 de Marzo 2012)



Decía Mahatma Ghandi: La grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados por la manera en que ellos tratan a sus animales. Esta frase está más vigente que nunca luego de más de medio siglo, Venezuela no escapa a este interesante escrutinio moral.

Cuando veo tantos perros en la calle, comúnmente llamados "CaCri" (Callejero Criollo), es difícil no pensar en el atraso en el que vivimos como sociedad. La cita de Ghandi se hace ácidamente más real, más cruda, cuando pensamos que si a diario vemos a niños en la calle mendigando comida y sin estudios ¿Qué podemos esperar para nuestros animales, en este caso, nuestros perros?

Son miles de canes que hacen vida en la calle diariamente sin protección, sin alimento, sin respeto por su integridad y sus necesidades. Un día de cada uno de ellos puede ser en resumen lo que llamaríamos: "una vida de perros". Sus noches no son como la de aquellos afortunados perritos que tienen la dicha de tener un hogar para abrigarse, el calor de una familia para ser consentidos, un buen plato de alimento y un envase con agua fresca. Para el "Callejero", la noche no es más que un desfile itinerante que los lleva de un lado a otro, debajo de algún carro o alguna esquina de la ciudad. Quizás a un matorral que termina en nido o "cueva", tras ser excavado por estos improvisados mineros de cuatro patas. De las horas que, por lo general, descansa un perro doméstico, estos peregrinos solo llegaran a usar algunas; de resto caminarán bajo la mirada curiosa de la luna; bajo las frías gotas de la lluvia que a nosotros los humanos, mientras dormimos cálidamente en nuestras casa, nos relaja.

Su día comienza en su misma noche, no hay diferencia, sólo que uno es más iluminado. Sin agua fresca para tomar, deben recurrir a cualquier charco o agua empozada en envases, cavidades o cauchos en la basura. Por lo general el agua está totalmente contaminada y, en mucho casos, fétida. Pero no hay muchas opciones, la sed apremia.

La comida diaria no llegará de la bolsa de alguna prestigiosa marca de alimento para perros o de cierta mezcla de carnes, arroces y más. En los cestos de basura públicos, en algún desecho tirado por nuestro civismo —muchas veces llevado en los pies— se consigue el pan diario, la merienda o pequeño bocado que quizás consuman en todo el día; o por qué no, en varios.

El sol ardiente que lleva al asfalto a temperaturas infernales, los autos que amenazantemente los acechan a diario una y otra vez en cada intento desprevenido de cruce; son sencillas trampas mortales. Los ataques de otros canes callejeros que no lo piensan dos veces para armar quilombos en cualquier lugar; sea por comida, alguna hembra o sencillamente por su instinto de dominio de ciertos territorios. Y no sólo eso, a lo anterior se suma los maltratos de aquellos seres humanos que muestran su distante realidad de esta clasificación, valientes agresores de un indefenso ser, que sólo tuvo la mala fortuna de no ser querido por alguna familia. Estos son los peligros que deben sortear normalmente en su jornada. Su día es una lotería, un bingo en el que el número ganador de infortunio, puede salirle a cualquiera de estos inocentes con más rapidez de la que podemos pensar.

Este pequeño itinerario canino, muestra cómo es una "vida de perros"; muy vagamente, cabe destacar. La realidad es que sin necesidad de recurrir a números ni estadísticas, son miles los casos de maltrato y abuso que sufren a diario estos nobles animalitos. Son llamados con regularidad: el mejor amigo del hombre, sólo que pareciera que esto lo saben los canes, pero no muchos animales irracionales de dos patas. Las agresiones vienen y van, el desprecio está a la orden del día y no priva la caridad, la consideración, ni el temor por hacer daño a un ser que sólo intenta sobrevivir en una sociedad inescrupulosa en la que no tiene cabida.

Las asociaciones encargadas de velar por la vida de estos simpáticos personajes de las calles no cuentan en el país, por lo general, con suficientes recursos para ofrecer un cuidado de calidad y así poder reubicarlos en hogares adoptivos. Sin embargo, con las uñas rasgan y, aunque en pequeña proporción, logran darle la "patica" a muchos necesitados de cuatro patas.

Quizás una de las iniciativas más llamativas y esperanzadoras viene de la mano, o del "ala", del famoso pajarito azul de la red. Desde Twitter, nació la cuenta llamada @Perrousuario. Una iniciativa representada por varios jóvenes que intenta dignificar a muchos de estos perritos que hacen su vida en las estaciones del Metro y sus adyacencias; brindando asistencia, una red de auxilio de usuarios del subterráneo y de autoridades y, una campaña de concientización para el respeto de la vida de estos pequeños e inocentes amigos.

Ojalá muchos seres humanos siguieran estas iniciativas y apoyaran a las sociedades encargadas en servicio desinteresado hacia los perros de la calle. Pero aún más importante; ojalá que los hombres entendieran la importancia de brindar amor y respeto a estos seres carentes de afecto, pero desbordados de amor para dar. Qué hermoso sería que a nuestros niños les enseñáramos a no lanzar piedras que lastiman, sino caricias que suavizan sus días. En la maldad de aprovecharnos y abusar de un indefenso animal, está el reflejo de lo que somos como sociedad. En la frialdad para lastimar y no ayudar a los desamparados canes heridos, se nos refleja el nivel de salvajismo que vivimos.

Te animo a ti que me lees en este día, no sólo a decir: ¡¡tiene razón!! Que lo haga otro. ¡¡No!! Te invito a dar una mano (por pequeña que sea) para proteger, ayudar y concientizar sobre este tema. Seguro recibirás una movida de colita en agradecimiento eterno. ¡Wof, wof!

Fernando Pinilla

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