¿Existe la suprema
felicidad? (Columna Trompo en la uña, 03/11/2013)
Amigo que me lees… ¿eres supremamente feliz? Es decir, imagino la felicidad bolivariana como un estado de somnolencia en el que la austeridad, la pobreza maximizada a miseria que vivimos a diario, es sólo una mala pasada de la imaginación. En el que el llanto de aquellas madres, viudas, que desgarran los pabellones de los hospitales y de las morgues del país, es el simple eco emitido por las voces macabras, necrofilicas de la oposición. Es más, imagino que la impotencia y el cansancio en los pies al hacer una cola en un mercado y sólo encontrar anaqueles vacios, son el producto de montajes que no nos afectan realmente en ese nuevo estado que, con nobleza, nos quiere dar nuestro amoroso gobierno; ese de las guarimbas quemando cauchos en la Panamericana, ese que a cada denuncia que se hace por la inseguridad, se nos llama “guerrilleros comunicacionales”, o nos ofenden con los más variados e ignorantes términos. Recordemos que, necrofilia, nada tiene que ver con informar sobre la violencia y usar imágenes explícitas.
En la Gaceta Oficial número 40.280 fue formalizada la creación del "despacho del viceministro para la Suprema Felicidad Social del Pueblo, integrado a la estructura organizativa del Ministerio del Poder Popular del Despacho de la Presidencia y Seguimiento de la Gestión del Gobierno"… ¿leyó bien? Hagámoslo de nuevo: "despacho del viceministro para la Suprema Felicidad Social del Pueblo, integrado a la estructura organizativa del Ministerio del Poder Popular del Despacho de la Presidencia y Seguimiento de la Gestión del Gobierno"… espero lo haya leído bien. No le pido que se lo aprenda, porque este será otro elefante blanco de esos que, bien sabemos, terminan en muchas campañas, logos, vallas, e imagino con eso justifican el desvío del algunos millones. Esta “catinflada”, sin hacer alusión al ex ministro Villegas, quién cantinfleaba la salud del difunto y le mentía al país sin decir algo coherente, no es más que eso… paja. El despacho, del despacho, de la presidencia, de la gestión social, que llega al despacho y depende del presidente, en el despacho (claro está) de la gestión social… y, ¡ahí está el detalle!
El nuevo show de mal gusto del gobierno tiene como finalidad, según Nicolás, coordinar y reactivar las misiones sociales dirigidas a atender a los sectores más pobres en educación, salud, vivienda y alimentación"… ¿Han estado desactivadas? Según tengo entendido, si no me equivoco, las misiones son la vaina más arre… de este país. No hay peor mentiroso que aquel que no piensa las mentiras antes de decirlas, pero como acá el descaro es el pan nuestro de cada día y nuestra pasividad la respuesta ante la burla que nos hacen, se permiten este tipo de exabruptos. Recordemos que este señor, el inquilino de Miraflores, es alumno del más grande embaucador que ha tenido el país. Aquel que prometió cambiarse el nombre si quedaba algún niño pobre en la calle. Que invitó a los jalamecates de Ecuador y Bolivia a bañarse en el rio Guaire, porque él lo iba a sanear (que se bañen hoy, por cierto). El mismo que prometió un parque y hasta el absurdo de un circuito de Fórmula 1 en el parque La Carlota, luego de aquella lejana y casi inservible victoria del dinero más Mal… donado en este país. El mismo sujeto que prometió eliminar ministerios para acabar con la burocracia de “la cuarta”. Hoy su heredero, su ungido, supera al maestro en pocos meses y, peor aún, continúa la torpeza de hablar paja con pajaritos parlanchines, caerse de millones y millonas de bicicletas mientras multiplica penes.
Suprema felicidad… sólo la del magnate Diosdado. Suprema Felicidad la de Arreaza quién defiende este disparate porque es heredero de la fortuna del difunto (Ese sí que se enchufó bien). Suprema Felicidad la de cada uno de los ministros que salen a la calle acompañados de sus escoltas armados hasta los dientes para llegar a sus lujosas propiedades y disfrutar de las mieles del poder, a diferencia del pueblo. ¿Quién no es supremamente feliz sin ser víctima de la inseguridad, de la devaluación que se come al mal llamado bolívar fuerte? ¿Quién no es supremamente feliz viajando, comprando, comiendo, limpiándose el c…? Yo también sería supremamente feliz con todas las lechugas a mi disposición y la de mi familia. Esa misma que al llegar el difunto al poder se cotizaba en 0,5 bolívares por lechuga, y que luego de 7 devaluaciones lo mantienen amarrado a 6,30 para aquellos a quienes quieran vendérselos, porque realmente puede llegar a costar casi diez veces el precio oficial. Espero la explicación de algún defensor del oficialismo.
Definitivamente yo sería feliz bajo esas circunstancias, lo que no estoy seguro es si podría burlarme de aquellos que viven en los barrios. De aquellos que esperan ciegamente recibir la ayuda de ese gobierno que idolatran y que ha jugado con lo más sagrado: la esperanza del pueblo. Aquel gobierno que continúa alimentando el odio y achacando todas las responsabilidades a los que no tiene el poder, porque en este país, parece que se necesita es a Los Caza fantasma. No sé si podría sentarme a ver cómo se desmorona los restos de Venezuela, haciendo caso omiso de aquellos que no tuvieron la suerte de tener por apellido Maduro, Cabello, Izarra, Rodríguez, y tantos otros enchufados, y más que eso, sanguijuelas de este pobre y tragicómico país.
¿Me burlo con mi crítica de Simón Bolívar? ¡No! Lo hago de la estupidez del vice ministerio para la Suprema Felicidad Social del Pueblo, otro de esos argumentos que buscan sembrar odio en las personas que aún no entienden la magnitud del problema, y seguro votarán por los candidatos del oficialismo; paracaidistas, enchufados y bates quebrados.
Me burlo con ironía y saña de la mentira, del abuso, de ese que la vida, sé bien que un día se los cobrará, y yo lo celebraré con suprema felicidad.
Fernando Pinilla
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