Retrospectiva (Columna Trompo En La Uña, diario La Región, 14 de diciembre de 2014)b
Todos los años escribo lo mismo para navidad. Recuerdo con
nostalgia las navidades en las que no habían cola, ni escasez, ni este panorama
tan oscuro, y aunque el gobierno de aquel entonces era inepto, por lo menos no
decían que la culpa era del robo de cerebros, o de algún dron enviado por “el
imperio” para dañarnos la vida.
Hoy voy a cambiar lo que escribo cada año para estas fechas.
Escribiré sobre aquello que muchos hacemos en estos días especiales. Soy de los
que me gusta hacer una evaluación exhaustiva de lo hecho durante el año que
termina, sobre todo porque ésta es una época idónea para eso. La navidad es un
tiempo de reflexión, de retrospectiva, de análisis de lo dejado atrás, de lo
que se puede mejorar y de aquello que sabemos que hemos hecho mal. Es acá que me
surgen una serie de preguntas con las que reflexiono, por ejemplo: ¿Qué pensará
Nicolás cuando mira hacia atrás y ve el camino andado? Seguramente pensará que
lo ha hecho bien, que sus discursos llenos de metidas de pata como el “sos
Venezuela”, o “Muchas gracias Nueva Esparta, estado Lara” le han quedado de
perla. La nueva lógica revolucionaria es así, las cosas buenas se ven mal y las
malas se ven espectacular. Mirará sus obras y dirá: ¡cuánto monte he hablado
(hasta Maladroga, digo, Maradona se durmió en su discurso como bofetada a su
despilfarro descomunal) y cuántas horas me he burlado del pueblo! Porque qué
ilógico debe ser sentirse defensor del soberano y que el pueblo esté más jodi…
que nunca. Aun así en las mentes absurdas que nacieron de la siembra
revolucionaria, creen las mentiras que inventan, no conformándose con decirlas,
sino sintiéndolas y convirtiéndolas en su cotidianidad.
Celebrar la navidad dentro del gobierno debe ser como un
tiempo de hipocresía. ¿Se abrazarán luego de todo lo que uno sabe que ocurre en
el seno revolucionario? No olvidemos el odio que describió Mario Silva y las
pugnas que reveló también Giordani. ¿Cómo harán? La navidad es tiempo de
sinceridad, de amor, de perdón, pero comenzando porque los comunistas no
deberían celebrar el nacimiento de Jesús, es absurdo escucharlos hablar de paz
y amor cuando todo lo que hacen es odiar, dividir y sembrar peleas entre las
familias venezolanas fragmentadas por quince años del maestro del
resentimiento… ¡el comandante intergaláctico!
¿Cómo se desean feliz navidad, si en el corazón lo que
guardan es un odio rancio hacia su propia gente? Recordemos la cantidad de
militantes del PSUV que han sufrido de su propia intolerancia por sencillamente
disentir del credo que ahora pregona el heredero inquilino de Miraflores. ¿Cómo
se puede hablar de paz y amor y recordar a Cristo cuando al pueblo lo condenan
a vivir en la extrema pobreza que juraron erradicar? ¿Cómo le pueden decir
feliz navidad al pueblo al ritmo que lo obligan a hacer colas para comprar
hasta un miserable desodorante?
Debe ser absurdo recordar a Scrooge, el personaje creado por
Charles Dickens (si es que han leído alguna vez en su vida) y mirarse en el
espejo de su ambición, de su propia avaricia. Mientras millones de venezolanos
deben hacer maromas con sus sueldos para tener una navidad digna, ellos visten
su sinvergüencería y desfachatez de Louis Vuitton y la perfuman con Chanel
gracias a los dólares que nosotros no podemos tener, pero con los cuales ellos
hacen y deshacen. Finalmente viajar en navidad para sus “compras” es un paseo
cuando hasta lo aviones de PDVSA están a
su disposición, siempre que lo requiera la ocasión.
¿Cómo será ver hacia tras luego de un año y saber que lo
único que ha dejado tu obra es dolor, estrés, lágrimas? ¿Qué se sentirá hacer
una retrospectiva, en el caso de Iris Varela o de William Ojeda, y saberse
responsables de tantas muertes, de tanto dolor en hogares venezolanos? ¿Cómo
será saberse responsable de la angustia de los enfermos de cáncer o VIH que no
consiguen sus medicamentos por la falta de divisas y la falta de producción de
la industria nacional? Sencillo, imagino que debe ser como saberse responsables
de las muertes de febrero, de los dos lados, pero aun así, con sus chivos
expiatorios, se han deslindado de sus responsabilidades. Son negligentes con la
inseguridad y con la muerte cotidiana, así hacen con los mártires de febrero,
sin importar color político, los condenaron a la muerte inútil, al olvido,
convertidos en un simple recuerdo borroso en la fotocopia con su rostro en
alguna pared sucia. No hay justicia sino una constante injusticia.
Es difícil vivir la navidad con escasez de alimentos y de
dinero, pero creo es más difícil vivirla con escasez de corazón, de cerebro, de
sentido común y de amor. Dignos de lástima los personeros del gobierno que se
mienten a sí mismos hablando sus sandeces. Estoy seguro no pueden mirar hacia
atrás y encontrar más que falsedad, mentiras en uno de los años más oscuros de
la historia venezolana contemporánea. Lo peor es que saben y lo sabrán siempre
que son los responsables. Esta navidad y este fin de año sé que al mirar atrás
no encontrarán sosiego en la abundancia de su corrupción, sus vidas están
repletas de tantas lágrimas ajenas, de tanto sufrimiento causado a diestra y
siniestra, que jamás podrán tener paz… la paz de la navidad.
Creo antes de celebrar las fiestas deberían reflexionar y
arrepentirse, porque el mundo da vueltas y las cosas cambian. Los que hoy están
arriba mañana estarán abajo, porque los que hoy ríen, seguramente, mañana
llorarán y es mejor es en esos momentos tener la conciencia tranquila. ¡Qué
hermoso mirar atrás y simplemente ver aportes a las personas que amamos, a
nuestro país! Qué tranquilidad sabernos libres de culpabilidad, pero pobres
ellos, ni toda la champagne ni el pavo les quitará el sabor a hiel que deja la
amargura causada al pueblo.
La vida les cobrará.
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