septiembre 04, 2019

Respuesta a acusación de plagio.


Esta semana una cuenta en Twitter (a la que no le haré publicidad, pues es justo lo que busca) me acusó de haber plagiado en 2017 las caricaturas de un fulano “caricaturista”, pues presuntamente había “copiado” la idea de cuatro trabajos suyos; trabajos que ha publicado, por cierto, únicamente en sus redes sociales.  

Me di a la tarea de buscar al autor original de aquella delicada denuncia y luego de casi media hora de búsqueda, di con la cuenta de instagram (estoy seguro de que el administrador de la cuenta en twitter que me acusó inicialmente es el mismo de la cuenta de la denuncia, que, reitero, apenas hoy acabo de conocer). Allí vi que efectivamente había un post del 2017 con un par de comentarios y Me Gustas (entres esos algunos de personas que siguen mi trabajo) en el que se acusaba a este servidor (yo) de ladrón y de haber robado sus trabajos.

Sus caricaturas no publican en ningún medio y no es mi trabajo ni mi costumbre estar viendo redes sociales en búsqueda de inocentes dibujantes para robar su trabajo. Realmente casi nunca veo caricaturas de otros colegas. Esto lo convertí en norma desde hace más de una década por consejo del humorista Carlos Sicilia, quién me aconsejó no hacerlo, ya que esa costumbre contamina las ideas. Así que desde 2010 no veo caricaturas venezolanas con frecuencia y si lo hago, veo las de un puñado de caricaturistas, colegas y amigos que considero tienen la calidad que aprecio. A estos suelo darles Me Gusta o compartir sus trabajos, siempre con respeto.
Sin perder tiempo busqué en Twitter, en donde cualquiera con una sencilla búsqueda lo puede constatar, imagen por imagen, para demostrar (como anexo con varios ejemplos en este post) que sí, a veces fusilo caricaturas. Corto y pego… debo asumirlo con hombría, pero no el trabajo de nadie, sino el mío propio.

En el primer ejemplo que anexo y que el señor reclama como de su autoría, casi como una epifanía; se trata de una inflación obesa, roja, que se sienta aplastando al aumento de sueldo venezolano, representado por una persona.

Pueden notar que tengo dos caricaturas: una data de 2015, muy similar a otra (no es la primera vez que uso este símil) que publiqué en el diario La Voz en mayo de 2017.

Al ver las de este joven, la suya es de noviembre de 2016. Si el calendario no falla, 2015 fue antes que 2016. Además, representar este tipo de situaciones (crisis, inflación y la propia dictadura venezolana) con una figura obesa, roja, siempre sentada sobre el pueblo, lo hago desde 2012, año en que pasé de publicar caricaturas en blanco y negro, a publicarlas a color. Y seamos sinceros, voy a ser muy irónico;  no es ningún arrebato de grandeza de mi ingenio. Es una representación lógica de estos flagelos. Hay que aprender a ser humildes.



En el segundo ejemplo, que incluyo en este post, se me acusa de plagiar una caricatura en la que Venezuela (el mapa) sostiene en su regazo a un joven asesinado mientras protestaba en Venezuela, tal como la famosa obra de Miguel Ángel, La Piedad.

La similitud es innegable, solamente que la de este señor es una mujer vestida de manera tradicional y contiene otros elementos que la hacen distinta a la mía.

Al buscar las fechas en Twitter (nuevamente, donde cualquiera puede buscar) noto que la mía fue publicada el 28 de mayo de 2017 y la de él, el 1ero de mayo del mismo año.

Bajo su lógica, esto podría parecer plagio a su caricatura;  solo que (como podrán ver en la imagen que anexo y que pueden conseguir tras otra sencilla búsqueda en Twitter) el modelo original de mi caricatura no data de ese año, sino del 2016. Una vez más: 2016 fue antes que 2017.

Esta se trata de una caricatura publicada en el Diario La Región, en la que con motivo del terremoto ocurrido en Italia para ese mismo año, representé el drama vivido con una imagen lógica: “La piedad” sosteniendo a un joven italiano herido o muerto, ataviado con la franela azul de la selección italiana. Este modelo lo rehusé para representar a el joven caído en Venezuela.



A veces las exigencias de este trabajo no permiten darse el lujo de dibujar de cero, por lo que uso elementos, modelos anatómicos, de armas, posiciones de los miembros del cuerpo, que he empleado previamente en otras caricaturas, es un recurso para agilizar. Esto es diarismo y la prensa no para.
Ahora bien, creo que cualquiera que, como yo, estuviera cubriendo los sucesos de esos meses sangrientos de 2017, habría tenido la misma sensación de que asesinaban a los hijos de alguien, a los hijos de todos, a los hijos de Venezuela. La idea estaba en el aire y no lo critico a él por haberla usado; criticarlo sería de ignorantes, porque estas son representaciones universales útil para el que las quiera usar.

En la semana anterior, por ejemplo, con los incendios en el Amazonas hice una caricatura para Diario Las Américas en la que la inmensa selva tropical, víctima de los voraces incendios, fue representada como un pulmón vegetal quemado y talado.  Yo sabía que habría muchas otras parecidas, aún así me arriesgué y la hice. Estoy claro que esto no es la Teoría de la Relatividad.

Por ejemplo, un amigo venezolano, periodista del canal RCN de Colombia, me mostró su versión y su inspiración sobre este tema y como deben imaginarse, igualmente representó el hecho con unos pulmones quemándose. Pueden estar seguros que ninguno de los dos creyó que nos plagiamos. Es parte de este trabajo.

Por último, para no aburrirlos más y porque no tengo tiempo para estar en dimes y diretes ante acusaciones de personas que solo buscan publicidad: En el caso tres, el susodicho me acusa de plagiar una caricatura del billete de cinco bolívares de Venezuela  (hoy fuera de circulación) al cual representé irónicamente como los restos de Negro Primero, héroe de la independencia y personaje que aparecía en dicho billete; pues para esos días llevarían sus restos simbólicos a descansar en el Panteón Nacional.

Fue muy sencillo hacer el símil de que aquel papel devaluado eran los restos reales del Negro Primero. Como se ve en la última imagen, usé una foto del billete, la cual ilustré (suelo usar billetes desde hace más diez años para diversas caricaturas).

Esta caricatura (y que por cierto fue muy compartida en las redes y me trajo una serie de insultos por parte de cuentas afectas al régimen) fue publicada en el diario La Región (pueden buscar en twitter) y es de junio de 2015; mientras que la del muchacho, si se le puede llamar caricatura con todo respeto, es de noviembre de 2016.



Sí, soy irónico y hasta chocante, pero como persona trato de ser trasparente, de diálogo con ética y moral, y sobre todo pacifista; pero detesto las injurias, los intentos desesperados de difamar, sobre todo para figurar, y es lo que hizo este señor, quién además no tuvo la hombría de asumir su responsabilidad.

Su reclamo estaba desde 2017 hasta que lo vi ayer y tras hacerle llegar estos mismos datos sobre las caricaturas (los cuales insisto, están al alcance de todos) su respuesta fue bloquearme y seguir difamando en su cuenta de instagram (lo pude constatar desde la cuenta de mi esposa). Así que aunque aquel tenga pocos seguidores, por respeto a la gente que me sigue y confía en mi trabajo, debía realizar este post para aclarar las cosas. No tengo el DeLorean, no pude viajar al futuro para ver sus dibujos ya que, como ven, las fechas no cuadran y para mal de él, yo publiqué primero todas las “geniales y exclusivas” ideas que él se atribuye.

Lo cierto es que en el mundo de la caricatura esto sucede y, aunque en este post (que no busca controversia sino aclarar todo) demuestro que todas las ideas las plasmé, de una u otra manera, primero que él; aún así no me atrevería a decirle que fue él quien me plagió, acusación seria y delicada.

La realidad es que tener la misma idea con una caricatura no es una novedad, por eso le doy el beneficio de la duda. Me ha pasado con caricaturas que publiqué el mismo día que Eduardo “Edo” Sanabria y que resultaron iguales. Me sucedió un viernes con una idea sobre Twitter en 2011 la cual, con la vorágine de noticias que recibimos en las redes y los medios, decidí posponerla para publicarla el martes siguiente. Al abrir la web de La Patilla el día lunes, me topé con la misma idea, igualmente plasmada, pero por mi colega y amigo Bozzone del diario El Carabobeño. Sin duda él no había ingresado a mi disco duro ni a mi subconsciente para robar mi idea, porque era lógico imaginar a Silvestre cazando a Piolín, siendo el felino el régimen que buscaba censurar la red social del pajarito.

Ha sucedido con otros caricaturistas que han sentido y visto lo mismo, porque las ideas están en el aire y cada quién las toma y las usa a su manera y con sus recursos. Obvio que hay trabajos que alguien se fusila, pero si de algo puedo jactarme es que trabajo de manera apasionada, concentrado, usando lo que escucho en la calle para mostrar la realidad, así como lo que investigo sobre el mundo, de manera imparcial, para hacer caricaturas internacionales.

Mi trabajo ha sido, una y otra vez, copiado, editado y hasta eliminadas las firmas usando el “copy y paste” para crear otras nuevas, pero aun así son pocas las veces que me atrevería (excepto con la de Julio Borges) a acusar de violación a mis derechos de autor. No creo estar creando la obra de Da Vinci ni la de Picasso; solamente soy un caricaturista que trata de plasmar lo que le afecta a él, a sus seres queridos y a sus compatriotas. Respeto a los demás, pero también exijo respeto.

En definitiva, bájate de esa nube. Son muchos años labrando un nombre, para venir a ensuciarlo copiando a cualquiera.

2 comentarios:

  1. Anónimo6:31 p.m.

    Fernando,mi apoyo a tu trabajo y tú persona desde @CaricaturasVE en este mal trance.
    Conozco al igual que muchos tu trabajo y doy fe de la originalidad y creatividad plasmada en tus caricaturas.
    No vale aclarar más en estos intentos de figurar de terceros "artistas".
    Y lo de Borges se simplemete hay q exigirle que cambie su "creativo" o Comunity Manager o que le exija que no se repita, porque puede el ser víctima de descrédito.

    Sigue adelante y cuenta con mi apoyo.

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  2. La explicación es algo larga pero vale la pena leerla completa para enterder la soberana estupidez de la denuncia, mi querido amigo, quien conoce su trabajo sabe que usted es una estrella que brilla con luz propia, lo que le sobrs es estilo e ideas.. no le gastes tanta energía a estas babosadas digitales ��

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