Esta semana una cuenta en Twitter (a la que no le haré publicidad, pues es
justo lo que busca) me acusó de haber plagiado en 2017 las caricaturas de un
fulano “caricaturista”, pues presuntamente había “copiado” la idea de cuatro
trabajos suyos; trabajos que ha publicado, por cierto, únicamente en sus redes
sociales.
Me di a la tarea de buscar al autor original de aquella delicada
denuncia y luego de casi media hora de búsqueda, di con la cuenta de instagram
(estoy seguro de que el administrador de la cuenta en twitter que me acusó
inicialmente es el mismo de la cuenta de la denuncia, que, reitero, apenas hoy
acabo de conocer). Allí vi que efectivamente había un post del 2017 con un par
de comentarios y Me Gustas (entres
esos algunos de personas que siguen mi trabajo) en el que se acusaba a este
servidor (yo) de ladrón y de haber robado sus trabajos.
Sus caricaturas no publican en ningún medio y no es mi trabajo ni mi
costumbre estar viendo redes sociales en búsqueda de inocentes dibujantes para
robar su trabajo. Realmente casi nunca veo caricaturas de otros colegas. Esto lo
convertí en norma desde hace más de una década por consejo del humorista Carlos
Sicilia, quién me aconsejó no hacerlo, ya que esa costumbre contamina las
ideas. Así que desde 2010 no veo caricaturas venezolanas con frecuencia y si lo
hago, veo las de un puñado de caricaturistas, colegas y amigos que considero
tienen la calidad que aprecio. A estos suelo darles Me Gusta o compartir sus
trabajos, siempre con respeto.
Sin perder tiempo busqué en Twitter, en donde cualquiera con una
sencilla búsqueda lo puede constatar, imagen por imagen, para demostrar (como anexo
con varios ejemplos en este post) que sí, a veces fusilo caricaturas. Corto y
pego… debo asumirlo con hombría, pero no el trabajo de nadie, sino el mío
propio.
En el primer ejemplo que anexo y que el señor reclama como de su
autoría, casi como una epifanía; se trata de una inflación obesa, roja, que se
sienta aplastando al aumento de sueldo venezolano, representado por una
persona.
Pueden notar que tengo dos caricaturas: una data de 2015, muy similar a
otra (no es la primera vez que uso este símil) que publiqué en el diario La Voz
en mayo de 2017.
Al ver las de este joven, la suya es de noviembre de 2016. Si el
calendario no falla, 2015 fue antes que 2016. Además, representar este tipo de
situaciones (crisis, inflación y la propia dictadura venezolana) con una figura
obesa, roja, siempre sentada sobre el pueblo, lo hago desde 2012, año en que
pasé de publicar caricaturas en blanco y negro, a publicarlas a color. Y seamos
sinceros, voy a ser muy irónico; no es
ningún arrebato de grandeza de mi ingenio. Es una representación lógica de
estos flagelos. Hay que aprender a ser humildes.
En el segundo ejemplo, que incluyo en este post, se me acusa de plagiar
una caricatura en la que Venezuela (el mapa) sostiene en su regazo a un joven asesinado
mientras protestaba en Venezuela, tal como la famosa obra de Miguel Ángel, La
Piedad.
La similitud es innegable, solamente que la de este señor es una mujer
vestida de manera tradicional y contiene otros elementos que la hacen distinta a
la mía.
Al buscar las fechas en Twitter (nuevamente, donde cualquiera puede
buscar) noto que la mía fue publicada el 28 de mayo de 2017 y la de él, el 1ero
de mayo del mismo año.
Bajo su lógica, esto podría parecer plagio a su caricatura; solo que (como podrán ver en la imagen que
anexo y que pueden conseguir tras otra sencilla búsqueda en Twitter) el modelo
original de mi caricatura no data de ese año, sino del 2016. Una vez más: 2016
fue antes que 2017.
Esta se trata de una caricatura publicada en el Diario La Región, en la
que con motivo del terremoto ocurrido en Italia para ese mismo año, representé el
drama vivido con una imagen lógica: “La piedad” sosteniendo a un joven italiano
herido o muerto, ataviado con la franela azul de la selección italiana. Este modelo
lo rehusé para representar a el joven caído en Venezuela.
A veces las exigencias de este trabajo no permiten darse el lujo de dibujar
de cero, por lo que uso elementos, modelos anatómicos, de armas, posiciones de
los miembros del cuerpo, que he empleado previamente en otras caricaturas, es
un recurso para agilizar. Esto es diarismo y la prensa no para.
Ahora bien, creo que cualquiera que, como yo, estuviera cubriendo los
sucesos de esos meses sangrientos de 2017, habría tenido la misma sensación de
que asesinaban a los hijos de alguien, a los hijos de todos, a los hijos de
Venezuela. La idea estaba en el aire y no lo critico a él por haberla usado; criticarlo
sería de ignorantes, porque estas son representaciones universales útil para el
que las quiera usar.
En la semana anterior, por ejemplo, con los incendios en el Amazonas hice
una caricatura para Diario Las Américas en la que la inmensa selva tropical,
víctima de los voraces incendios, fue representada como un pulmón vegetal quemado
y talado. Yo sabía que habría muchas
otras parecidas, aún así me arriesgué y la hice. Estoy claro que esto no es la
Teoría de la Relatividad.
Por ejemplo, un amigo venezolano, periodista del canal RCN de Colombia, me
mostró su versión y su inspiración sobre este tema y como deben imaginarse,
igualmente representó el hecho con unos pulmones quemándose. Pueden estar
seguros que ninguno de los dos creyó que nos plagiamos. Es parte de este
trabajo.
Por último, para no aburrirlos más y porque no tengo tiempo para estar
en dimes y diretes ante acusaciones de personas que solo buscan publicidad: En
el caso tres, el susodicho me acusa de plagiar una caricatura del billete de
cinco bolívares de Venezuela (hoy fuera
de circulación) al cual representé irónicamente como los restos de Negro
Primero, héroe de la independencia y personaje que aparecía en dicho billete; pues
para esos días llevarían sus restos simbólicos a descansar en el Panteón
Nacional.
Fue muy sencillo hacer el símil de que aquel papel devaluado eran los
restos reales del Negro Primero. Como se ve en la última imagen, usé una foto
del billete, la cual ilustré (suelo usar billetes desde hace más diez años para
diversas caricaturas).
Esta caricatura (y que por cierto fue muy compartida en las redes y me
trajo una serie de insultos por parte de cuentas afectas al régimen) fue publicada
en el diario La Región (pueden buscar en twitter) y es de junio de 2015;
mientras que la del muchacho, si se le puede llamar caricatura con todo
respeto, es de noviembre de 2016.
Sí, soy irónico y hasta chocante, pero como persona trato de ser
trasparente, de diálogo con ética y moral, y sobre todo pacifista; pero detesto
las injurias, los intentos desesperados de difamar, sobre todo para figurar, y
es lo que hizo este señor, quién además no tuvo la hombría de asumir su responsabilidad.
Su reclamo estaba desde 2017 hasta que lo vi ayer y tras hacerle llegar
estos mismos datos sobre las caricaturas (los cuales insisto, están al alcance
de todos) su respuesta fue bloquearme y seguir difamando en su cuenta de
instagram (lo pude constatar desde la cuenta de mi esposa). Así que aunque
aquel tenga pocos seguidores, por respeto a la gente que me sigue y confía en
mi trabajo, debía realizar este post para aclarar las cosas. No tengo el
DeLorean, no pude viajar al futuro para ver sus dibujos ya que, como ven, las
fechas no cuadran y para mal de él, yo publiqué primero todas las “geniales y
exclusivas” ideas que él se atribuye.
Lo cierto es que en el mundo de la caricatura esto sucede y, aunque en
este post (que no busca controversia sino aclarar todo) demuestro que todas las
ideas las plasmé, de una u otra manera, primero que él; aún así no me atrevería
a decirle que fue él quien me plagió, acusación seria y delicada.
La realidad es que tener la misma idea con una caricatura no es una
novedad, por eso le doy el beneficio de la duda. Me ha pasado con caricaturas que
publiqué el mismo día que Eduardo “Edo” Sanabria y que resultaron iguales. Me
sucedió un viernes con una idea sobre Twitter en 2011 la cual, con la vorágine de
noticias que recibimos en las redes y los medios, decidí posponerla para
publicarla el martes siguiente. Al abrir la web de La Patilla el día lunes, me
topé con la misma idea, igualmente plasmada, pero por mi colega y amigo Bozzone
del diario El Carabobeño. Sin duda él no había ingresado a mi disco duro ni a
mi subconsciente para robar mi idea, porque era lógico imaginar a Silvestre
cazando a Piolín, siendo el felino el régimen que buscaba censurar la red
social del pajarito.
Ha sucedido con otros caricaturistas que han sentido y visto lo mismo,
porque las ideas están en el aire y cada quién las toma y las usa a su manera y
con sus recursos. Obvio que hay trabajos que alguien se fusila, pero si de algo
puedo jactarme es que trabajo de manera apasionada, concentrado, usando lo que
escucho en la calle para mostrar la realidad, así como lo que investigo sobre
el mundo, de manera imparcial, para hacer caricaturas internacionales.
Mi trabajo ha sido, una y otra vez, copiado, editado y hasta eliminadas
las firmas usando el “copy y paste” para crear otras nuevas, pero aun así son
pocas las veces que me atrevería (excepto con la de Julio Borges) a acusar de
violación a mis derechos de autor. No creo estar creando la obra de Da Vinci ni
la de Picasso; solamente soy un caricaturista que trata de plasmar lo que le
afecta a él, a sus seres queridos y a sus compatriotas. Respeto a los demás,
pero también exijo respeto.
En definitiva, bájate de esa nube. Son muchos años labrando un nombre,
para venir a ensuciarlo copiando a cualquiera.
Fernando,mi apoyo a tu trabajo y tú persona desde @CaricaturasVE en este mal trance.
ResponderBorrarConozco al igual que muchos tu trabajo y doy fe de la originalidad y creatividad plasmada en tus caricaturas.
No vale aclarar más en estos intentos de figurar de terceros "artistas".
Y lo de Borges se simplemete hay q exigirle que cambie su "creativo" o Comunity Manager o que le exija que no se repita, porque puede el ser víctima de descrédito.
Sigue adelante y cuenta con mi apoyo.
La explicación es algo larga pero vale la pena leerla completa para enterder la soberana estupidez de la denuncia, mi querido amigo, quien conoce su trabajo sabe que usted es una estrella que brilla con luz propia, lo que le sobrs es estilo e ideas.. no le gastes tanta energía a estas babosadas digitales ��
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