Un poco de mi trabajo diario en prensa, libros, proyectos personales y demás locuras de mi incansable mente. iidisfrútenlo!!


enero 10, 2011

Eso soy, un dibujante.



Eso soy, un dibujante. (Columna "Trompo en la uña" diario La Región, 9 de enero de 2011)

Esto de ser humorista, caricaturista, ilustrador es una vaina, digo, cosa seria. Realmente aunque ustedes se imaginen que la cosa es una rochela eterna, no lo es. Se trata de un trabajo complejo, agotador, porque la mente creativa nunca se detiene, la mente creativa por naturaleza, hace que justo cuando estás en lo mejor del sueño en la madrugada, venga una idea, una brillante, impecable, casi obsesionante idea, que por casualidad estando ya en la posición justa de tu cama con la poca disposición para levantarte ni siquiera para el baño, entiendes y sabes que no puedes dejarla perder; al día siguiente si acaso te acordarás que tuviste un sueño, así que no tienes más opción que levantarte y con los ojos aún cerrados, intentando no dejar escapar ese sabor placentero de los brazos de Morfeo, hay que escribir, esbozar, porque sencillamente así es esta vida. El deber llama.

Sin embargo es cómico, que en nuestro entorno se percibe al humorista grafico, al ilustrador, al caricaturista, prácticamente como un profesional de segunda, y aunque la mayoría no solo dibujamos sino que tenemos muchas otras profesiones, algunas ligadas al periodismo o el arte, otros muy distantes como la ingeniería y la cocina, simplemente no se aprecia el trabajo que se hace a diario para prensa, o en cualquier lugar donde haga falta una persona que en una imagen logre sintetizar con calidad un mensaje. Una persona que con la mano logra imitar la creación de Dios o del hombre. Es tanta la poca estima que se tiene al trabajo que realizo y como yo otros colegas, que alguna vez me dijo una amiga cercana: increíble que te paguen por hacer eso…

No nos creemos una raza superior, no, para nada, pero claro está que tenemos una habilidad que no se puede negar, y que esta viene acompañada de una creatividad que nos permite traducir lo que pensamos, vemos, y convertirlo en algo igualmente visible para el resto de personas. Quiere decir que tenemos la capacidad de ser mensajeros de realidades para otros, traductores de códigos personales e íntimos para hacerlos de dominio público, y así trasmitir mensajes e ideas.

El dibujo ha estado asociado con la posibilidad de convertirse sin palabras en la voz de muchos, de inspirar y llegar dónde muchas veces no se necesitan nada más que decir. Una imagen vale más que mil palabras reza un refrán popular, y nada más cierto y verídico. Los petroglifos en innumerables cuevas del mundo, siendo las más famosas las de Altamira, los murales y grabados en las pirámides y monumentos egipcios, los dibujos en la cerámica griega, china, japonesa, no solo nos han permitido entender episodios de la historia, mantenerlos frescos, casi vivos, sino además reflejar ideas, creencias, de personas que vivieron hace tanto, que sería lógico perder ese sentido tan etéreo de sus vidas, pero gracias a las imágenes podemos hoy día conocerlos de cerca.

Con la evolución del dibujo, con la expansión y el siempre terco afán de nosotros los dibujantes por naturaleza de mejorar, de acercarnos a la perfección, evolucionamos para crear diversas formas de expresarnos, de decir muchas cosas a viva voz, o simplemente de manera subjetiva a través de códigos usando el simbolismo. El renacimientos y las posteriores etapas del arte hasta finales del siglo XIX y comienzos del XX, fueron testigos de obras cargadas de imágenes, de conceptos, de creencias individuales y colectivas, llenas de elementos que a plena vista no dicen mucho, pero que estudiando con detenimiento cargan miles de significados.

De esta forma el artista se convirtió a través de la historia en un cronista de cada episodio que vivía el hombre. Por eso con sus excepciones, era cotizado y afamado el trabajo de aquel hombre capaz de congelar un momento, pero además capaz de inspirar y trasmitir mensajes con facilidad para él, pero no por esto llamando sencillo el trabajo realizado, habilidad que no todo mortal la tiene. El humorista gráfico, el caricaturista que aún no tenía una identidad clara en siglos pasados, comenzó a sintetizar mensajes, a causar reflexión y crítica con su trabajo a ser protagonista de la historia como Thomas Nast en Estados Unidos, quién sería reconocido por la importancia de su trabajo, en el sentir del pueblo para la elección de un presidente. Sus caricaturas publicadas en el siblo XIX en periódicos como el New York Illustrated News y la revista Harper´s Weekly y Nast fueron determinantes para definir al inquilino de la Casa Blanca, en el caso de Ulysses S. Grant, quien reconocería en Nast y su trabajo la importancia del humorismo grafico tras prácticamente destruir la candidatura de su opositor Horace Greeley con sus caricaturas. Igual importancia tuvo su trabajo en 1876 para la elección de Rutherford B. Hayes del que afirmó; había sido la mayor ayuda que había recibido para lograr su objetivo.

Como Nast existen miles de historias sobre nosotros, los que estamos detrás del papel y la tinta, hoy la tableta digital y photoshop en muchos casos, pero de igual forma siendo cruciales a la hora de transmitir mensajes de crear conciencia y sobre todo convertirnos sin querer muchas veces, de retruque, en voceros del ideario popular.

Sí, somos amarillistas en muchos casos, proselitistas por naturaleza, contrarios del que tenga el sartén agarrado por el mango, pero no por esto ajenos a algún color o idea, al final tenemos corazón y late al igual que cualquier ser humano.

Pero acá estamos y acá seguimos. En la misma esquina. Muchas siendo vistos devaluados, muchas veces ni siquiera recibiendo la tan ansiada felicitación de parte de nuestros jefes, pero amados por un colectivo que se siente identificado en una imagen que nació de nuestras manos. Seguimos con pasión haciendo esto porque lo amamos, no hay, no existe un dibujante en ninguna disciplina que odie su trabajo, es amor, es nuestro destino, nuestra cruz y nuestra bendición. Eso soy, un dibujante.

Fernando Pinilla

1 comentario:

  1. Yo tambien soy dibujante y te entiendo, querido Ferdy, y soy tu Fan number one....! Estupendo todo lo que haces. Felicitaciones!!!

    ResponderBorrar